Resulta que hoy es el día de la felicidad. Si no fuera por este hecho que me ha asaltado por la red, muy probablemente seguiría en mi letargo cabronil. Confieso que la falta de motivación ante la realidad de nuestros días tenía buena parte de culpa de mi falta de actividad, pero el día de la felicidad me ha incitado a escribir estas líneas en pro de soltar un par de cabronadas sobre el mundo que nos rodea. Gentes del mundo: el cinismo ha llegado para quedarse.