
Boogarins – Un miércoles cualquiera en el Palacio de la Prensa
Da gusto ver como han engordado las aceras de la Gran Vía de Madrid. Por ellas pasan miles de personas al día y, de vez en cuando, uno puede marujear un poco cuando la compañía llega un poco tarde. Es un miércoles sin más, pero la cita es de lo más especial: Boogarins, los Tame Impala brasileiros, en la Sala 0 del Palacio de la Prensa. Mientras espero a Víctor veo una sesión con modelos futuristas, al dúo de Pantomima Full y una cantidad llamativa de gente especialmente llamativa. Se podría pensar que Víctor no es muy puntual, y que yo soy un cotilla. Nada más lejos de la realidad. Solo han sido cinco minutos en los que las ganas por ver a la banda carioca no han dejado de aumentar.
Los descubrí por casualidad hace unos meses navegando por la red y de casualidad me enteré de que tocaban en Madrid. El resto del plan estaba predestinado. Hablé con Víctor para que afinara su cámara y marcamos la fecha en el calendario. No hay mucha gente cuando llegamos a la casi recién estrenada Sala 0. Allí me encuentro a un pilar de la noche madrileña como es Marcela, programadora durante decenios en la Sala el Sol y ahora responsable de este nuevo proyecto. Si ronda Marcela por el lugar es porque algo bueno se está cocinando. Boogarins es un buen plato a degustar, quizás demasiado exótico o desconocido por estas latitudes todavía, ya que la sala se ve mediada cuando empieza a sonar el Bolero de Ravel como preámbulo a la primera canción del concierto.
Desde el primer momento, Boogarins demuestran un engranaje perfecto en forma de ese sonido que ha venido a llamarse ‘Nueva Psicodelia’. La calidad del cuarteto empieza a desparramarse por los oídos de una audiencia con ganas de fiesta. Las reminiscencias no se quedan en un grupo al alza como Tame Impala; en la música de los brasileños uno puede escuchar ecos provenientes de las grandes bandas del género como los Pink Floyd más lisérgicos, pero también de pioneros tropicalistas como Os Mutantes o Caetano Veloso. Todo ello, pasado por su particular forma de embaucar los pies del público en forma de cadencias y melodías de lo más hipnóticas.
Su juventud puede engañar, pero Boogarins están presentando su tercer álbum y la lista de países por los que han pasado no deja de aumentar. Las letras en su lengua materna vienen a desmontar ese mantra que muchos se creen: para triunfar más allá de tus fronteras hay que cantar en inglés. Uno de los muchos valores del conjunto brasileiro es su falta de prejuicios; algo que emana de su desparpajo sobre el escenario. Cuando el concierto está llegando a su fin tengo una pequeña revelación en forma de escenario gigante, con brillantes proyecciones resbalando por los instrumentos de cada uno de los músicos, mientras una gran audiencia navega por sus melodías. Boogarins lo tiene. Quizás algún día pueda ganarme el carnet de vidente.

Y ahora si quieren bailar,