La peregrinación de Dulce Pontes: de Portugal al mundo

Es curioso como el nombre de Dulce Pontes suele ser seguido, cuatro o cinco palabras después, por ‘fado’. «Dulce Pontes, la gran cantante de fado…», «Cuando Dulce Pontes canta, el fado llega a otro nivel…». Más curioso todavía es que ella no se considere fadista, aunque sí una gran amante del fado. Hemos tenido la oportunidad de charlar un rato con ella al respecto de ‘Peregrinaçao’, su primer disco en siete años, que la llevará a los escenarios del Teatro Nuevo Apolo de Madrid y el Palau de la música en Barcelona los próximos días 30 y 31, respectivamente.

Nos citamos con ella en el nuevo Apolo a primera hora de la tarde. La promoción no entiende de horarios, e inmediatamente después de un bombardeo de flashes, llegamos los de las preguntas. Dulce se presenta cercana y agradable mientras toma un café. A veces cuesta imaginarse el carácter de un artista antes de estar frente a él —o ella, como es el caso— cuando la fama y el reconocimiento son tan grandes.

Comenzamos a charlar sobre ‘Peregrinaçao’, un disco doble en el que la artista portuguesa canta a Camarón, Gardel, Joaquín Rodrigo, Mercedes Sosa, etc. No fue una elección. Las canciones fueron surgiendo… no lo puedo explicar. Hubo un momento en el que este trabajo tomó vida propia, hasta el punto que tuve que ‘sujetarlo’ para no perder el control. Está lleno de experiencias personales que me son imposibles de verbalizar. Este disco es el intento de expresar todos esos sentimientos. Si lo logré, no lo sé…

Sorprende lo espontáneo de Dulce Pontes a la hora de hablar de un trabajo que le ha llevado siete años publicar. Nos cuenta que muchas de las canciones las ha cantado durante años en sus directos, que no han cesado en ningún momento. Es un disco conceptual. Pretende describir un camino personal, aunque podría ser el de cualquiera; siempre con la poesía como brújula para expresar los distintos estados de ánimo. Aunque el camino no termina. Toda la vida es una peregrinación y para mí, la música es la forma de expresar mi espiritualidad. No encajo en ninguna religión.

 

 

Me paro un momento en una de las piezas más espirituales del disco, su revisión de ‘Grandola Vila Morena’. Me interesa conocer qué significa para ella una canción tan emblemática y simbólica para el pueblo de Portugal. Fue al son de la obra de Jose Afonso cuando la Revolución de los claveles terminó con décadas de dictadura en nuestro país vecino. Hubo un momento en Portugal en el que la canción se empezó a banalizar, y la canción se merece todo el respeto del mundo por todo lo que significa respecto a la libertad. Yo quise trasladar la canción al lugar de la utopía, un sitio que también era muy propio de José Afonso.

Tras unos minutos le planteo lo peculiar que me resulta la asociación constante de Dulce Pontes con el fado. Me interesa qué opinión tiene ella sobre el fado y sobre esta etiqueta constante por parte de los medios. Para abordar el tema le pregunto si siempre hay algo de fado en todo lo que canta, a lo que contesta con un rotundo «No». Desde el primer disco hay fado, pero también folclore y otros estilos que nada tienen que ver; incluso en ‘Primeiro canto’, que fue el punto de inflexión, solo hay dos fados en todo el disco. Me moriría de aburrimiento si solo cantase fado.

 


«La música es la forma de expresar mi espiritualidad. No encajo en ninguna religión».

 

De pronto, me doy cuenta de que tengo que tirar a la basura un puñado de cuestiones sobre el fado que ya no tienen ningún sentido. Me sorprende la falta de prejuicios de Dulce Pontes y lo que dista del purismo respecto al fado. El público que me acompaña desde hace casi treinta años conoce mi música, y saben que el fado es solo una parte más. Creo que ellos piensan más ‘¿Qué pasará en este concierto?’ Esa expectación es la que me motiva y me da toda la libertad. Ahora bien, tampoco me gustan los estereotipos falsos. Hoy en día, una cantante hace un melisma propio del fado acompañada con una guitarra portuguesa y a eso se le llama fado, aunque no tenga nada que ver. No me gusta que se banalice el fado, ¡pero no soy purista! Concluye bromeando.

 

 

No quiero terminar la entrevista sin preguntarle por lo atípico de un disco doble en estos tiempos de tanta presura e inmediatez. Sobre todo me interesa su opinión de la industria musical —para los que, en gran medida, un disco doble a día de hoy es un harakiri comercial—. Mejor no hablar de ello… Contesta entre risas de manera evasiva. No merece la pena, lo que realmente la merece son las personas que disfruten del disco cuando lo escuchen, el resto no me importa.

Dulce Pontes ha llevado la música portuguesa por todo el mundo siguiendo su propio camino. Ha colaborado con nombres propios como Ennio Morricone, José Carreras, Caetano Veloso… una carrera tan extensa como exitosa que continúa con este nuevo trabajo. Antes de despedirme le pregunto si hay algo que aún no le haya dado la música. Vivo de lo que más me gusta, aunque no siempre haya sido un camino de rosas. La persistencia y el empeño me acompañan desde que era una niña. La música me lo ha dado todo, y yo doy todo a la música.

 

firma-rosanaSergio Alarcón
Y ahora si quieren bailar,
busquen otro timbalero.

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Un comentario

  • Francisco Miguel Caro López agosto 11, 2019   Respuesta →

    Gracias por ésta interesante entrevista.Estoy de acuerdo con lo que dejas entrever sobre la excesiva importancia que se le da al fado en la carrera profesional de Dulce Ponte.Es de agradecer vuestra labor ,pues nos acerca a nuestras figuras de la música tan sólo moviendo el ratón.

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