
Si tú me dices Soul, yo te digo Anaut: el guateque final
El viernes pasado, con las orejas aún palpitantes por el concierto de Los Bengala la noche anterior, la peñita de laphille volvimos a la Sala Sol. Mismo lugar, misma cerveza, pero todo lo demás iba de otra cosa. Anaut llegaba para cerrar gira en una de las salas más emblemáticas de Madrid y la expectación era grande. A eso de las 22.30h ya no cabía nadie y Alberto Anaut y su grandísima banda —Gabri Casanova (teclados), Javier Geras (bajo, contrabajo y coros), Javier Skunk (batería)—, acompañados de tres vientos, saltaron a escena entre aplausos: daba comienzo la gozadera. Bajo el brazo ese disco que emana el mejor soul titulado ‘Time goes on’ con el que no han parado desde casi dos años y varias sorpresas que estaban por venir a lo largo de la noche.
El talento de Anaut sobre un escenario salta a la vista desde el primer momento, da igual que te pille de nuevas. No tardó más que algunos acordes para producir contoneos de todo tipo al compás de las perfectamente controladas dinámicas de la música. En pocas palabras, Anaut es de esos grupos que te hacen un poco el amor cuando los tienes delante. De esta forma, empezaron con medios tiempos llenos de intensidad que sirvieron para ubicar todas las capas sónicas que no pararon de lucir durante todo el show.
Como si del Bolero de Ravel se tratara, el grupo siguió desarrollando un repertorio con canciones de sus dos álbumes publicados hasta la fecha. Ya que el sonido era bueno, y la noche era de cierre, Anaut se dieron el gusto de parar en temas que habían quedado en el cajón durante mucho tiempo; así como la parte más tranquila de la noche en formato cuarteto, cuando el grupo afincado en Madrid dio muestras de las múltiples ramas que inundan su música. Del Soul al Folk, del Rhythm & Blues a los toques Country, todo condensado a través de la gran voz de Alberto.
Con estos aderezos fue caldeándose el ambiente a la vez que subían los decibelios sobre el escenario. Fue Angie Sánchez la primera invitada de la noche, pero no la única. Tras interpretar una de las últimas tranquis junto a Alberto, comenzó el sarao que llevaría a buena parte de la gente al éxtasis en algunos momentos. Con la vuelta del trío de vientos llegó Roi Fontoira de Los Limboos —éstos me suenan—. Bañados de buena negritud, las guitarras de Roi y Alberto comenzaron a entrelazarse cual guitar heroes de la noche; todo en su sitio, como si fuera un vídeojuego. A fin de cuentas, hablamos de dos de los mejores guitarristas de música negra que tenemos por estos lares.
Seguiría la ristra de invitados el grandísimo Julián Maeso, en el que fue uno de los grandes momentos de la noche. Anaut + Julián Maeso rindiendo homenaje al genial y tristemente desaparecido Charles Bradley, solo podía derivar en puro soul. A Julián se le suele catalogar como uno de los grandes tras las teclas —que por supuesto—, pero con un micrófono y su voz puede ponerse a cantar como si en vez de Toledo hubiera nacido en Illinois. Mucho talento junto. Completarían la lista de invitados el genial teclista Kike Blanco, mostrando clase por los cuatro costados; y el gran guitarrista Pere Mallén. La buena sintonía que había en el escenario entre la banda y los invitados dio buena muestra de los muchos y buenos artistas que tenemos por aquí. Da gusto ver tanto musicazo junto con el que puedas hablar de Cañita Brava.
Tras el paso de los invitados, Anaut se volvieron a quedar solos ante el peligro. Bueno, ni solos ni ante el peligro —malditas frases hechas…— A esas alturas de la noche ya tenían a toda la sala en el bolsillo, pero como las grandes bandas, se dejaron una buena traca final. Para empezar, anunciaron fecha para la presentación de su próximo disco en abril, y de paso se marcaron un adelanto. Y para rematar, una seguidilla de hit tras hit, que finalizó con esa maravilla con raíz en el mejor soul llamada When your days grow long y Alberto cantando al aire, y todo el mundo ensimismado, y qué sonrisas en las caras… Ante directazos como el de Anaut, una de tantas grandes bandas que tenemos la suerte de poder ver en nuestra geografía, solo cabe decir una cosa: papás y mamás, dejad que los niños se acerquen al Rock and Roll y se dejen de tanto tuerquing.

Y ahora si quieren bailar,