
Una noche galaico-lisérgica con Fogbound
Me llevé una gran alegría cuando vi que Fogbound tocaban en Madrid. Ya no solo porque sean grandes amigos de la carretera, sino porque además, la banda de A Coruña son, sin lugar a dudas, uno de los grandes referentes de nuestros lares en eso que el periodista común gusta de calificar como música ‘retro’ o música ‘vintage’, sin aclarar nunca si su vocabulario fue adquirido en los bares de Malasaña o viendo la gala de la Pasarela Cibeles en streaming.
Aunque venían al centro para presentar su primer y homónimo disco, Fogbound llevan años destacando dentro de esa escena que pone sus ojos en todo lo que sucedía durante la década de los años sesenta. Su sonido se basa en las grandes bandas que forjaron esa rama de la música popular llamada Psicodelia, siempre sin perder el norte con cuestiones espacio-temporales sobre el día en el que vivimos. Era un poco más tarde de las diez cuando el cuarteto coruñés se presentó en una sala Boite —ojo que aquí hay un debate paralelo entre ‘La Boite’ o ‘La Buat’— llena de gentes dispuestas a flotar al son de sus canciones.
Durante una hora y pico desgranaron las piezas de su debut, así como clásicos de su repertorio; siempre con esa energía y calidad de sus conciertos, en los que hasta las proyecciones que surgen del cañón de lava, fundiéndose con sus figuras —incluso figurines en algún caso—, son en directo. Allí fuimos el equipo titular de laphille respecto a cuestiones guatequeromusicales. Mientras Víctor sacaba su cámara a pasear por el borde del escenario, Elena dejaba perpleja a la audiencia y fotógrafos que rondaban las primeras filas con su dibujo ‘ao vivo’ de la banda. El resto de los que andábamos por allí, simplemente dejábamos que sus oníricas melodías nos empujasen hacia el baile constante.

Fogbound por Elena Titos.
Lo mejor que suele suceder tras un concierto de Fogbound es que te quedas con ganas de más. Desde luego que en un primer momento jode que se enciendan las luces y termine el guateque. Es una sensación como cuando tu madre te despertaba para ir al cole en invierno a golpe de interruptor, no gusta. A pesar de ello, las sonrisas abundan cuando la sala comienza a vaciarse al mismo tiempo que esas ansias de más se convierten en pura admiración por una banda cuya calidad sobre un escenario es un simple y llano privilegio.
| Ver galería completa del concierto
Un comentario